Del Quijote a la mesa: una etiqueta que comienza con la lectura

"Somos lo que comemos y cómo lo comemos". Rosario lastra

Del Quijote a la mesa: una etiqueta que comienza con la lectura

2025-04-23 Día Mundial del Libro 0

Esta reflexión conmemora el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor desde una mirada íntima y cotidiana, vinculando la literatura con la etiqueta en la mesa, el protocolo social y el respeto por la propiedad intelectual. Al recordar a Cervantes, Shakespeare y el Inca Garcilaso, se invita a valorar el acto de leer como una experiencia compartida, donde la cortesía y el saber estar se entrelazan con el respeto por el trabajo ajeno. Ideal para quienes buscan una visión sensible y práctica sobre cómo la buena educación también se cultiva entre libros, sobremesas y silencios. Una lectura para saborear despacio.

Lecturas que nos sientan bien:

Cada 23 de abril, el mundo se detiene un momento para rendir tributo a la palabra escrita. La UNESCO decidió que esta fecha no era una casualidad, sino un encuentro deliberado con la historia: Miguel de Cervantes, William Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega, tres figuras universales, nos dejaron ese mismo día. Aunque no vivieron bajo el mismo cielo, ni escribieron en la misma lengua, sus palabras siguen cruzando mesas, generaciones y geografías.

Leer es, en cierto modo, sentarse a la mesa con el autor. Uno no se acerca a un buen libro como quien entra corriendo a una cocina vacía. Se necesita disposición, cortesía del alma y un poco de silencio interior. Así como no comemos con los codos sobre el mantel, tampoco se debe leer sin respeto por la obra, por el tiempo dedicado a escribirla y por el derecho de su autor a que no le roben el pan de cada palabra.

El protocolo invisible del lector:

Quien cultiva la lectura desarrolla, sin notarlo, un refinamiento del comportamiento. La lectura enseña a esperar, a escuchar, a poner en pausa el juicio. Nos hace más atentos al detalle, más delicados con las palabras, más considerados con los tiempos ajenos. Esto no es muy diferente al protocolo social que regula nuestras interacciones cotidianas, desde un apretón de manos hasta la forma de agradecer por una invitación.

En una cena elegante, no se trata solo de usar los cubiertos correctos. Se trata de crear un espacio en el que todos se sientan cómodos, escuchados y valorados. De igual manera, cuando leemos con atención y respeto, estamos ofreciendo un banquete de silencio donde el autor es el invitado de honor.

El mantel blanco de la propiedad intelectual:

Hoy más que nunca, la protección de la propiedad intelectual es un acto de cortesía civilizada. Robar ideas, copiar sin citar, compartir textos sin permiso: todo eso es el equivalente digital de hablar con la boca llena o apropiarse del asiento reservado para otro. La elegancia no reside solo en lo visible, sino también en la forma ética en que tratamos lo intangible.

Al igual que uno no se sirve dos veces sin considerar a los demás comensales, no deberíamos replicar un texto sin pensar en la labor que hay detrás de cada palabra impresa. La cortesía moderna tiene que incluir el respeto a los derechos de autor como un ingrediente indispensable.

El libro como invitado a la mesa:

Hay familias donde todavía se lee en voz alta después de cenar. Hay sobremesas en las que un poema tiene más presencia que el postre. Hay mesas donde un ejemplar gastado de "Don Quijote" tiene su sitio entre las copas de vino y las servilletas bordadas. Esa escena, aunque rara, sigue siendo el testimonio de que la lectura no es enemiga de la convivencia, sino una de sus aliadas más sutiles.

Incluir un libro en la mesa no es solo un acto estético o intelectual, es también una declaración de valores. Leer juntos —y compartir lo leído— nos iguala, nos conecta y nos hace más humanos.

Saber estar… también con los libros:

En el mundo del saber estar, una persona no solo se distingue por cómo se viste o cómo saluda, sino también por cómo escucha y cómo responde. Y para saber responder, primero hay que saber leer. Leer el texto, sí… pero también leer el gesto del otro, leer el ambiente, leer el momento.

Enseñar buenos modales sin fomentar la lectura es como servir una mesa sin platos. Y celebrar la literatura sin hablar de la forma en que se debe cuidar la obra ajena es como dar un banquete sin agradecer a quien lo cocinó.

Bibliografía sugerida en estilo APA: